Nuevas esperanzas para el síndrome de Angelman
( Creces, 2012 )
En qué consistió la investigación
Frente a esta alteración neurológica que no tienen tratamiento, Benjamín Philpot y su equipo de neurocientistas de la Universidad de North Carolina, Chapel Hill, se propusieron buscar drogas que fueran capaces de reactivar la copia paterna del gen UBE3A. Para ello comenzaron a ensayar el efecto de diversas drogas en neuronas de ratas cultivadas en el laboratorio. Mediante un amplio test de screening, iniciaron la búsqueda entre 2306 moléculas existentes en la librería de drogas que mantiene el U.S National Institute of Health. Por investigaciones previas ya tenían la sospecha que en pacientes con el síndrome de Angelman, si bien el gene materno estaba dañado, el gene paterno no lo estaba, pero permanecía inactivo. Philpot y su equipo, usaron neuronas de ratas genéticamente modificadas, en que la copia del gene producía una proteína Ube3a fluorescente, permitiéndoles pesquisar al microscopio, si alguna de estas drogas revisadas de la librería del NIH, efectivamente despertaban al gene dormido.
Encontraron que sólo un compuesto llamado "irinotecan", una droga que se usa en quimioterapia, era activa. Ella actúa impidiendo desenrollarse al DNA, proceso esencial para que se dividiera la célula cancerosa. No está claro como esta droga se las arreglara para reactivar al gen de la proteína Ube3a. "Ahora estamos trabajando arduamente en el mecanismo", dijo Philpot. Como un próximo paso, investigaron si la droga podía reactivar al gen, no en neuronas de rata cultivadas, sino directamente en el gen "in situ", en el cerebro de una rata adulta. En estos experimentos usaron el topotecan, otra droga estrechamente relacionada, que incluso ha sido aprobada para el tratamiento del cáncer humano. Para el ensayo, infundieron topotecan en un lado del cerebro, durante 15 días. Cuando posteriormente examinaron al microscopio, comprobaron la huella fluorescente estaba presente en el lado tratado del cerebro, indicando así que el gen del UBE3A, se había activado. En otro grupo de ratas, los investigadores inyectaron la droga diariamente en la espina dorsal, durante 15 días. Allí pudieron constatar que la copia paterna de la UBE3A, permanecía activa durante todo este período en las neuronas espinales. Este fue un resultado que los entusiasmó, ya que demostraba que la droga podía tener un efecto duradero.
Los investigadores no han examinado aún el comportamiento de ratas tratadas. Pero un estudio publicado recientemente en Plos One, reporta mejorías en el aprendizaje y memoria en ratas adultas, en que mediante una manipulación genética, se había restablecido la actividad del gen de la proteína Ube3a. "Ahora, las próximas etapas son cruciales", dice Charles Williams, genetista, clínico de la Universidad de Florida, Gainesville, miembro del Comité Asesor de la Fundación del Síndrome de Angelman, que ha ayudado a financiar las investigaciones de Philpot. La fundación está muy entusiasmada
, pero temen que médicos sin escrupulosos prescriban el topotecan o drogas relacionadas, prematuramente, cuando aún no se conocen los posibles efectos secundarios en el resto de los genes.
Es realmente interesante ver si el gen acallado en enfermos con el síndrome de Angelman, vuelve a funcionar en humanos, sin necesidad de aplicar para ello una manipulación genética (Terapia génica nuevamente postergada por la muerte de otro paciente). Pero antes de iniciar cualquier ensayo clínico, hay que estar seguro que la droga no active simultáneamente a otros genes. Si bien es cierto que ya ha sido aprobada en el tratamiento del cáncer, esta se prescribe por periodos muy cortos.
Por ahora y para seguir avanzando, Stormy Chanberlain, genetista de la Universidad de Connecticut, en Farmington, ha comenzado a trabajar con Philot, utilizando neuronas humanas obtenidas de la piel de enfermos con el síndrome de Angelman, que previamente han sido reprogramadas (Se transforman células de la piel en células troncales totipotenciales). En ellas están trabajando para ver si el topotecan, u otras drogas, logran activar el gene UBE3A. De paso, también pretenden ver si la droga activa o no, otros genes. Si esto resulta, será un gran paso en el avance de la medicina de enfermedades genéticas que afectan el comportamiento y fenómenos cognitivos, en donde una posible activación corrección no tendría necesidad de terapia génica.
Para saber más, ver artículo de Grege Miller: New Hope for Desvasting Neurological Disorder. Science, vol. 334, Diciembre 2011, pág. 1615.